Mas allá de que en lo futbolístico Los Andes jugó otra vez muy mal, cayó derrotado y está muy lejos de conseguir los objetivos que se había propuesto en el inicio del torneo, lo sucedido ayer fuera del campo y en las tribunas es lamentable.
Todos conocemos el temperamento de Pascutti pero eso no es excusa cada vez que lo expulsan. Quizás este momento de descontrol que demostró el entrenador tras una discusión con un dirigente local, es la respuesta a porqué Los Andes juega de esta manera.
Además, el hombre es esclavo de sus propias palabras y es muy difícil volver del extremismo. Por ello, la determinación que tome el entrenador luego del encuentro será crucial, ya que a partir de declarar que iba a dar un paso al costado luego del partido, volver atrás en esa decisión cuando fue tan tajante marcaría un antes y un después en la historia del “beto” en la institución.
Fue increíble y hasta denigrante ver las peleas entre dirigentes del club y jugadores en el medio del partido; insultos desde la cancha y las tribunas entre las autoridades y los futbolistas ante la mirada atónita de los hinchas locales que pensarán: “Pobre gente, ese club es un quilombo”. Es caótico ver y escuchar las cosas que se dijeron ya que no hay que ser hipócritas y decir que muchas veces suele ocurrir, pero no delante de todo el mundo sino luego en los vestuarios.
Por ultimó, expresar que en esta cadena de responsabilidades, todos tienen algo que ver y cada uno tiene sus culpas. Así como Pascutti quizás luego del partido de un paso al costado, aquellos que tampoco han hecho las cosas bien, tienen que cargar con las tintas de lo que está sucediendo y dar la cara para que todo sea transparente, porque es muy fácil insultarse adelante de todos pero difícil reconocer los errores que se comenten.
Todos esto antes de un clásico inédito, con dos equipos que vienen pasando un momento malísimo y con dos técnicos que están en el fondo del mar tratando de no ahogarse en sus propias limitaciones futbolísticas y mediáticas.
Todos conocemos el temperamento de Pascutti pero eso no es excusa cada vez que lo expulsan. Quizás este momento de descontrol que demostró el entrenador tras una discusión con un dirigente local, es la respuesta a porqué Los Andes juega de esta manera.
Además, el hombre es esclavo de sus propias palabras y es muy difícil volver del extremismo. Por ello, la determinación que tome el entrenador luego del encuentro será crucial, ya que a partir de declarar que iba a dar un paso al costado luego del partido, volver atrás en esa decisión cuando fue tan tajante marcaría un antes y un después en la historia del “beto” en la institución.
Fue increíble y hasta denigrante ver las peleas entre dirigentes del club y jugadores en el medio del partido; insultos desde la cancha y las tribunas entre las autoridades y los futbolistas ante la mirada atónita de los hinchas locales que pensarán: “Pobre gente, ese club es un quilombo”. Es caótico ver y escuchar las cosas que se dijeron ya que no hay que ser hipócritas y decir que muchas veces suele ocurrir, pero no delante de todo el mundo sino luego en los vestuarios.
Por ultimó, expresar que en esta cadena de responsabilidades, todos tienen algo que ver y cada uno tiene sus culpas. Así como Pascutti quizás luego del partido de un paso al costado, aquellos que tampoco han hecho las cosas bien, tienen que cargar con las tintas de lo que está sucediendo y dar la cara para que todo sea transparente, porque es muy fácil insultarse adelante de todos pero difícil reconocer los errores que se comenten.
Todos esto antes de un clásico inédito, con dos equipos que vienen pasando un momento malísimo y con dos técnicos que están en el fondo del mar tratando de no ahogarse en sus propias limitaciones futbolísticas y mediáticas.
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