Bilardo contra Menotti, Basile contra Bielsa. Corredores contra pensadores, como quieran llamarlo, esta disyuntiva es histórica en el fútbol argentino y Mundial.
El sábado, Banfield dio una muestra de practicidad en cancha de Lanús y goleo al campeón que desde que esta Cabrero, trató de mostrar un futbol “bonito”. El equipo de Llop corrió bien la cancha, se plantó tácticamente excelente en el campo de juego y cortó todos los circuitos granate. El “chocho”, un fiel exponente del Bielsismo y el trabajo constante, demostró que los presentes no existen cuando se juegan clásicos y que con trabajo en la semana los partidos se pueden ganar.
Por supuesto que los jugadores están por encima de la táctica, pero el fútbol actual nos demuestra día a día que los técnicos tienen cada vez mas incidencia en los resultados y que los equipos corredores con los ya clásicos 4-4-2, superan a los que intentan un fútbol a ras del suelo que priorizan el toque a lo ancho y no a lo largo del terreno. Será por eso que Menotti fracasa en todos los clubes que va dado que ha pasado de moda su estilo de juego que es el que brinda los mejores espectáculos, pero que este presente resultadista se lo devora si pierde 3 partidos seguidos.
No es coincidencia que el campeón del Mundo sea Italia, o que la Copa de Campeones la haya ganado el Milán, o que el Boca de Bianchi haya ganado todo lo que se le cruzo en el camino; o que Arsenal haya obtenido la Copa Sudamericana. Equipos que no eran elogiados por su juego sino por ser prácticos y contundentes a la hora de definir los torneos.
Los estilos de juego son bien marcados y ninguno tiene la victoria asegurada, la única llave al triunfo es el trabajo constante en la semana y no el “chamuyo” y la trasnoche. Los grandes planteles con ostentosos nombres no son sinónimo de obtención de títulos sino se tiene un orden táctico, un trabajo día a día ,y un técnico que sepa potenciar y saber parar un equipo en el campo de juego que sabe lo que quiere y es fiel a sus convicciones, claro sin chocarse con la misma piedra una y otra vez, sino sabiendo que se puede cambiar para conseguir la victoria sin traicionar sus raices futbolísticas.
El sábado, Banfield dio una muestra de practicidad en cancha de Lanús y goleo al campeón que desde que esta Cabrero, trató de mostrar un futbol “bonito”. El equipo de Llop corrió bien la cancha, se plantó tácticamente excelente en el campo de juego y cortó todos los circuitos granate. El “chocho”, un fiel exponente del Bielsismo y el trabajo constante, demostró que los presentes no existen cuando se juegan clásicos y que con trabajo en la semana los partidos se pueden ganar.
Por supuesto que los jugadores están por encima de la táctica, pero el fútbol actual nos demuestra día a día que los técnicos tienen cada vez mas incidencia en los resultados y que los equipos corredores con los ya clásicos 4-4-2, superan a los que intentan un fútbol a ras del suelo que priorizan el toque a lo ancho y no a lo largo del terreno. Será por eso que Menotti fracasa en todos los clubes que va dado que ha pasado de moda su estilo de juego que es el que brinda los mejores espectáculos, pero que este presente resultadista se lo devora si pierde 3 partidos seguidos.
No es coincidencia que el campeón del Mundo sea Italia, o que la Copa de Campeones la haya ganado el Milán, o que el Boca de Bianchi haya ganado todo lo que se le cruzo en el camino; o que Arsenal haya obtenido la Copa Sudamericana. Equipos que no eran elogiados por su juego sino por ser prácticos y contundentes a la hora de definir los torneos.
Los estilos de juego son bien marcados y ninguno tiene la victoria asegurada, la única llave al triunfo es el trabajo constante en la semana y no el “chamuyo” y la trasnoche. Los grandes planteles con ostentosos nombres no son sinónimo de obtención de títulos sino se tiene un orden táctico, un trabajo día a día ,y un técnico que sepa potenciar y saber parar un equipo en el campo de juego que sabe lo que quiere y es fiel a sus convicciones, claro sin chocarse con la misma piedra una y otra vez, sino sabiendo que se puede cambiar para conseguir la victoria sin traicionar sus raices futbolísticas.
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