jueves, 29 de mayo de 2008

Costumbres Argentinas


Si uno se imaginaba antes del encuentro por como venía Boca lo que podía suceder, no iba a estar tan errado. Se dio todo lo que aconteció en los últimos cotejos que el conjunto de Ischia jugó como local. Porque fue con todo, generó chances de gol, fue incisivo, se hizo presente en el resultado, aunque quizás no las veces que lo merecía.

Por el lado defensivo, en muchas ocasiones quedó desequilibrado en el medio por la poca marca, tuvo inconvenientes en el retroceso, falló en el juego aéreo y aparecieron los errores del arquero.
Todo este panorama se pudo ver ayer en cancha de Racing, lo que posibilitó que el Fluminense le empatara a poco del final y otra vez Boca vaya de visitante a buscar una victoria.
Igualmente no es una presión para el conjunto argentino sino todo lo contrario. El tema es que de tanto tirar de la cuerda, capaz en algún momento esta se rompe y todo se cae.

Empezó como una tromba, con el aliento de su gente y los continuos desbordes de Palacio, Dátolo y Chávez, los locales iban e iban en busca de la diferencia. Como suele suceder, en el retroceso solo quedaba Battaglia parado para defender y esto posibilitaba que la mitad de la cancha sea una zona de paso y el encuentro se jugué en las dos aéreas, muy fructífero para el espectáculo.
A los 12 como en aquel partido contra Cruzeiro de hace un par de semanas, Riquelme apareció solo en el área tras un centro de Palacio y nada más tuvo que empujarla. Con la diferencia los de azul y oro fueron por más para no tener que sufrir de una buena vez por todas.


Pero no pudo festejarlo mucho el tanto ya que tres minutos más tarde de tiro libre, si de pelota parada, con un envío aéreo, lo vacunan al equipo de Ischia. Centro de Neves y gol de Silva, se juntaron los Thiago para amargarle la noche fría a los hinchas que coparon el Cilindro.
Historia calcada a la que se venía viendo siempre porque cada vez que aceleraba, Boca le traía muchísimos problemas a un fondo que amontonaba gente pero no distribuía las marcas. Las sociedades entre Román y Chávez, o el “Pochi” y Palacio, eran lo mejor que entregaba el local fallando como de costumbre en la última puntada. La más clara de la primera mitad fue una combinación entre el volante por derecha y el enganche que terminó en los pies de Dátolo, quien con un remate fuerte y recto casi logra el segundo.
A los 38, Riquelme ya amenazaba de tiro libe con un envió por afuera de la barrera que contuvo bien el arquero.

Para el segundo tiempo la historia no varió en su desarrollo. Teniendo que ir a buscar la diferencia, los argentinos lo desbordaban por todos loados a los brasileños y les creaban situaciones cuando se lo proponían. A los 10, Chávez remató de media distancia y la pelota se fue rozando el travesaño. Boca empezaba a probar de afuera y por esa vía llegó el segundo. Quedó un tiro libre perfecto para Román, cerca del arco, con un arquero jugado y de un sector donde ya marcó muchas veces. Tras una pelea por la distancia con la barrera, el 10 le dio un beso al balón como para endulzarlo primero y acariciarlo con su pie derecho luego. Golazo y locura para las almas “Xeneizes” que se sacaron el frio gritando toda la noche sin parar.

Como en el cotejo con Cruzeiro Boca no se quedó con esa diferencia y siguió buscando, tuvo chances para estirar la ventaja y sin embargo pagó caro el desgarro de Caranta. A los 32, Thiago Neves quedó solo en la media luna y sacó un remate fuerte pero recto, Migliore se pasó y se le escapó el balón entre las manos. Partido 2-2 y otra vez la historia se repite.

El cuento de nunca acabar, nuevamente a Boca lo darán por muerto como en la final con Palmeiras, como en cada edición de la Copa en donde corre con desventaja y luego aparece la magia de estos jugadores para torcer el pronóstico adverso.
Igualmente no se puede tirar siempre de la piola porque en algún momento se cortará y el celular que Bianchi le prestó a Ischia para esta etapa, puede quedar fuera del area de cobertura.

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