miércoles, 7 de mayo de 2008

El “CRUCEiRO” del campeón


Boca fue a pasear al Mineirao, fue un viaje de placer que tuvo 30 minutos de turbulencias, pero que después lo disfruto a gusto y placer. Tras el zapatazo de Rodrigo Palacio al ángulo, el conjunto de Ischia solo tuvo que deleitarse, gozar y mirar como los demás que lo daban por muertos están abajo del barco Libertadores.
Futbol, precisión, táctica, eso que se le pedía al entrenador. Lo del “Xeneize” fue inteligentísimo, aguantó la embestida de los primeros minutos y tras ese segmento en el que dominó Cruzeiro luego fue todo azul y oro.

En la primera parte los argentinos perdieron la pelota y los de azul se venían, no como uno intuía. Los brasileños acorralados por el resultado adverso tenían que salir a matar o morir, y si bien tuvieron el control del balón, no lastimaron demasiado.
A partir de los 25 otro fue el partido, Riquelme agarró la pelota, Palacio se paró del medio a la izquierda, Palermo iba y venía, pero la gran diferencia se hacía por el sector izquierdo con la dupla Monzón- Dátolo. Cuando promediaba la mitad de la primera parte Román le metió un pase milimétrico al numero 14 y Rodrigo llegó sin piernas y falló. Unos instantes mas tarde el ex Banfield hizo un gol parecido al que había marcado en un clásico en el Florencio Sola, ya que enganchó para adentro desde el costado izquierdo y saco una bomba que se clavó en un ángulo.
A partir de ahí se murió la serie. Boca iba con un Román estratégico y con Dátolo que pasa su mejor momento. Este último echó un centro a los 40 para que Martin Palermo meta un cabezazo fulminante que dejaba sin chances al arquero. 2-0, final del primer tiempo y a disfrutar los 45 que quedaban.

En los 45 finales el equipo de Batista lo fue a buscar, siempre con más ímpetu y ganas que juego asociado y por abajo como acostumbran los brasileños. Tuvo un par de situaciones y fue así como Wagner, tras una mala salida de Caranta estampaba el 1-2 y le daba una luz de esperanza que con el paso de los minutos se iba apagando.
Boca manejó de ahí hasta el final, pasó algún sofocón pero nada que desestabilice una victoria contundente, a lo Boca, con una performance impresionante de un equipo que nunca está muerto y que es el máximo candidato a ser Campeón sin duda alguna.

Riquelme no brilló pero es el jugador más importante siempre, Palermo laburó como nunca, Palacio metió la que tenía que embocar, Dátolo y Monzón se comieron el sector izquierdo y la defensa estuvo solida. Que más se le puede pedir u a un grupo de futbolistas que consiguieron una victoria en el superclásico y que ahora van por toda la gloria.

Otra vez Boca, siempre la misma película y siempre el mismo final para este crucero, este viaje de placer que lo tuvo como capitán de un barco que otra vez se aproxima a la Copa Libertadores de América.

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