“Silenzio Stampa”

Uno de los peores clásicos sudamericanos de los últimos 20 años lejos. El mas flojo Brasil de hace tiempo, que en su cancha se conformó con el 0-0 y que atacó solo con tres jugadores. Argentina no se quedó atrás porque no sabe realmente a lo que juega, ya que no ataca coordinada ni asociadamente, pero tampoco es un equipo solido atrás. Esta conjunción de condimentos arrojó un empate espantoso, sin precedentes entre los dos conjuntos más prestigiosos del continente.

Quizás los visitantes merecieron ganar (aunque es mucho el termino ganar por lo poco que hizo) por como terminaron, pero si se pone en la balanza lo expuesto en 90 minutos, el resultado marca a las claras lo que ofrecieron los dos en el tramite del partido. Uno con miedo en su propio país y ante su gente, yendo a contramano de lo que dicta su rica historia. El otro sin trabajo; definitivamente el “Coco” se molesto cuando no podía tener a los jugadores para entrenar, ahora que los pudo juntar no hizo absolutamente nada para darle una identidad. Argentina tiene desordenados a sus creadores, no juegan en el lugar donde son más profundos y además, queda mal parada cuando lo atacan.

En el primer tiempo los de Basile arrancaban con las escaladas de Jonás Gutiérrez por izquierda, que era del que menos se esperaba y el que más intentó en esos 45 minutos iniciales. Brasil iba por la potencia de Robinho o Baptista, pero nunca en forma colectiva ni generando sociedades para atacar.
A los 22, se dio la mas clara para los locales; después de un rebote, Julio Baptista quedó cara a cara con Abbondanzieri y este de manera formidable le tapó el tiro y encontró el rebote. De ahí en mas, Brasil llegó a partir del pelotazo como minutos mas tarde cuando tras un envío de mitad de cancha, Robinho quedó habilitado y encaró al “Pato”, que salió lejos y lo pudo controlar y evitar el remate.

De Nuestra selección solo se puede rescatar un desborde de Gutiérrez y un cabezazo de Cruz a las manos de Julio Cesar. El “Jardinero” arrancó bien pero se fue desinflando con el correr de los minutos. Además, se lo necesitaba como 9 de área y salía a buscar el balón lejos de su lugar de referencia.
Así finalizaba el primer tiempo, una imagen muy pálida por parte de los dos que no le entregaban nada al espectáculo.

En la segunda mitad muy poco cambió. Argentina salió un poco mas decidida pero no encontraba en Riquelme la manija, ni en Messi el desequilibrio. A los 11, apareció la asistencia típica de Román para Cruz que tiró desviado y eso generó el cambio. Adentro Agüero que poco pudo hacer sin compañía.
Brasil jugaba a la contra, si en el Mineirao apostaba a agazaparse y atacar con solo tres hombres. Los de Basile comenzaban a tomar el balón y arrimarse cada vez mas cerca del arco de Julio Cesar, aunque sin creatividad. Solo a los 25 apareció la sociedad entre el 10 y la “Pulga” que terminó con un remate del enganche a las manos del arquero.
Afuera Riquelme y Adentro Battaglia ¿A cuidar que si Brasil no cruzaba la mitad de la cancha?
En la última, a los 46 minutos, Messi escapó solo, remató y en el rebote casi marca lo que hubiese sido una victoria que hubiese tapado todo lo malo que hizo el conjunto nacional en el partido.

Por suerte Ruiz pitó el final y los silbidos bajaron de los cuatro costados. Argentina no mereció ganar, el local tampoco por eso la paridad es lo mas justo. El seleccionado nacional no hizo meritos para vencer a uno de los peores Brasil de los últimos 20 años, que no presentó juego agresivo ni por las bandas, y que tampoco explotó sus individuales porque no las tuvo.
Que decir de este equipo del “coco” que camina la cancha, que no sabe como atacar, porque podes tener muchas figuritas pero hay que darle forma y la única solución es el trabajo, cosa que quizás en el diccionario Basile es difícil de encontrar. Mascherano, Gago, Abbondanzieri y Gutiérrez jugadores que tuvieron una aceptable labor.
Fue un “Scratcho” el partido y se empieza a notar quienes en estas eliminatorias van de mayor a menor y quienes viceversa. Argentina hace tres que no gana, Brasil se cae de la tabla y a los que daban por muertos todavía están vivitos y coleando.